LA CADENA DE ALIMENTOS ESTÁ CONTAMINADA
“El veneno
nuestro de cada día” es el título del último libro de la periodista
francesa Marie Monique Robin quién se hiciera muy conocida luego de la
publicación de un estudio anterior cuyo título era “El mundo según
Monsanto”, donde denunciaba las maniobras de la transnacional
que acaba de anunciar la construcción de nuevas plantas de producción en
Argentina. En el nuevo libro, que de alguna manera es continuación del
anterior, declara que: "la cadena de alimentación está contaminada"
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"La cadena de alimentación está contaminada", mantiene la periodista francesa especializada en agroalimentación Marie-Monique Robin, que acaba de publicar en España el libro “Nuestro veneno cotidiano”, una investigación sobre las sustancias químicas que llegan a nuestro plato.
En el nuevo libro
esta investigadora analiza con detalle las moléculas químicas a las que
estamos expuestos en nuestro entorno y en nuestra alimentación. Las
analiza, según explica en una entrevista a Efe, partiendo de "lo más
simple y de lo menos discutible", como las "intoxicaciones agudas y
después crónicas de los agricultores expuestos directamente a los
pesticidas" hasta llegar a lo más complejo: los efectos a dosis
pequeñas de los residuos de productos químicos que "todos tenemos en el
cuerpo".
Dos
años de investigaciones por Asia, Norteamérica y Europa, testimonios
de expertos, multitud de informes de miembros de agencias de regulación
alimentaria y estudios científicos avalan este nuevo trabajo, en el
que la periodista sostiene que miles de moléculas químicas han invadido
nuestra alimentación desde la Segunda Guerra Mundial y que "solo un
diez por ciento de ellas ha sido estudiadas seriamente".
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"Esta invasión
química está vinculada al desarrollo de la sociedad de consumo, que ha
provocado la salida al mercado de miles de productos de consumo
corriente cuya fabricación o transformación se basa en unos procesos
químicos cuya toxicidad está muy mal evaluada", según la periodista.
Una crítica que
realiza Robin tras analizar el sistema de evaluación de los productos
químicos tal como lo practican las agencias de reglamentación
nacionales o europea, como la Autoridad Europea de Seguridad
Alimentaria (EFSA), que se basan en el principio de Paracelso, el
médico suizo del siglo XVI que afirmó que solo la dosis hace el veneno.
Inspirándose en
este principio, según cuenta la autora, las agencias de reglamentación
desarrollaron una norma llamada ingesta diaria admisible (IDA), que "es
la dosis de veneno químico que se supone que podemos ingerir cada día
sin enfermar".
Esta IDA es "un
engaño que no protege a los consumidores, sino a los fabricantes",
según la autora de “El mundo según Monsanto”, un ensayo sobre esta
multinacional de semillas transgénicas a la que acusa de practicas
"mafiosas".
¿Y cómo afecta esta
"invasión" a nuestro cuerpo? Para responder a esta pregunta Robin
parte por explicar qué son lo que los científicos llaman "perturbadores
endocrinos", una clase de productos químicos particularmente
peligrosos, moléculas químicas que son hormonas de síntesis o que
imitan la acción de las hormonas naturales.
"Están en todas
partes, como el bisfenol A en los biberones, en los recipientes de
plástico duro o en las latas de conservas, los taflatos en los
plásticos blandos o el PFOA en las sartenes antiadherentes (teflón),
los cosméticos, los detergentes, y, por supuesto, los pesticidas",
según la especialista.
Estas
hormonas de síntesis tienen la capacidad de actuar a unas dosis
"infinitesimales, muy inferiores a la IDA y desempeñan un papel
particularmente nocivo en relación a los embriones y fetos"."Miles de
estudios llevados a cabo en animales -prosigue- demuestran que llevan a
cánceres que depende de las hormonas (de mama, próstata, testículos), a
problemas reproductivos (esterilidad, malformaciones congénitas), de
diabetes o de obesidad en adultos que estuvieron expuestos en el
vientre de su madre".
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En el caso de estas
moléculas, según la periodista, no es "la dosis la que hace el
veneno", sino el momento de exposición. "La epidemia del cáncer no se
debe al envejecimiento de la población. Las estadísticas demuestran que
la tasa de incidencia aumenta en todas las franjas de edad, tanto en
los jóvenes como en las personas mayores. Por lo tanto, estamos ante
una auténtica 'epidemia', por retomar las palabras de la OMS", según
Robin.
Esta epidemia, a su
juicio, se debe al "medio ambiente y al modo de vida", como dice que
le explicó Christopher Wild, director del Centro Internacional de
Investigación sobre el Cáncer (IARC, en sus siglas en inglés), que
depende de la OMS .
En los últimos 30 años, tal y
como señala, el índice de cáncer ha aumentado más de un 40% y el
incremento de enfermedades como la leucemia y los tumores cerebrales en
niños ha sido aproximadamente del 2%.- Además, en los países
desarrollados, también se han multiplicado los problemas de origen
neurológico (Parkinson y Alzaheimer) y las disfunciones en la
reproducción.
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Mientras se espera a
que se retiren del mercado cientos de moléculas "extremadamente
tóxicas, lo mismo que muchos pesticidas", habría que informar, según
Robin, a las mujeres embarazadas para que eviten todos los alimentos
procedentes de la agricultura química o los productos transformados de
la industria agroalimentaria, o los cosméticos no biológicos (en
particular los desodorantes).
¿Qué podemos hacer
para liberarnos de esta contaminación química?: Robin lo tiene claro,
fomentar una transición generalizada a la agricultura biológica". "Hay
que comer productos bio, y sobre todo los niños más pequeños",
concluye.
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